El descubrimiento
ocasional de restos fósiles en la antigüedad ha llevado a la creación de
relatos fabulosos y heroicos.
Un ejemplo
de esto es el "Vaso del monstruo de Troya", sus imágenes narran el
ataque de un peligroso monstruo marino aterrizando a los habitantes de la
ciudad.
La historia
se remonta a antes de la guerra de Troya. Poseidón envió a un monstruo marino a
atacar Troya, como castigo. Laomedonte,
rey de Troya tenía que sacrificar a su hija Hesíone a Poseidón con la esperanza
de que esto lo apacigüe. Pero llego Heracles con Telamón y Oícles. Estuvo de
acuerdo de matar al monstruo a cambio de los caballos que Laomedonte había recibido
de Zeus.
Heracles o
Hércules cumplió con su parte del trato
pero Laomedonte no, es por eso que en una expedición posterior atacaron y
saquearon Troya, mataron a todos los hijos de Laomedonte excepto Podarces quien
salvo su vida al dar a Heracles el velo de oro que había hecho Hesíode.
Telamón, amigo de Heracles tomo como trofeo de guerra a Hesíone y se casaron.
En la
vasija, el pintor plasmo a la criatura aterradora, a través de un gigantesco cráneo.
Adrianne
Mayor, historiadora norteamericana afirma que los griegos fueron los primeros paleontólogos.
La pintura del Vaso del monstruo de Troya
es considerado evidencia palpable de que en la antigüedad ya se tenía contacto
con el avistamiento de restos fósiles.
El cráneo de
mítico monstruo se asemeja a una extinta, posiblemente Samotherium, encuentra
en rocas de la zona.
Samotherium
es un genero extinto de jirafa del mioceno y plioceno de Eurasia y África. Su nombre significa bestia
de Samos, para conmemorar el lugar del hallazgo.
Quizás el
artista se inspiro en aquel fortuito hallazgo, o el hallazgo inspiro la
leyenda.
La leyenda
rescata las aventuras vividas por Hércules o Heracles, considerado el más célebre
héroe griego, representante de la virilidad, coraje y orgullo. Un hombre que
fue hijo de Zeus y una mortal, un hombre que lucho contra temibles monstruos
incluso dinosaurios.
Por Paola Echecury