Julia Brenda Desojo es paleontóloga estudia
archosauriformes no dinosaurios, que son un grupo de reptiles que vivieron principalmente en
el Triásico. Para esto investiga su anatomía, aspectos filogenéticos y
funcionales. El estudio de estos reptiles fósiles permite ver formas de vida que hoy día no existen pero
si existieron en un tiempo y espacio determinado y algunos de ellos fueron fósiles guía.
Su interés en la paleontología llego por medio de la Biología con orientación en Zoología especialmente marina y luego decidió pasarse a la paleontología ya que el interés
por los fósiles la cautivo. Empezó a los
26 años en reptiles en arcosaurios y tiene un enfoque anatomista y
funcional.
La participación de las mujeres en las campañas paleontológicas
cambio mucho, ya que el rol de la mujer en la sociedad es mucho más activo y
esto se traslado a la Ciencia, donde las mujeres ocupan distintos cargos dentro
de la paleontología, y cada vez más, van al campo desempeñando distintas
tareas. Si bien quizás no tengan la fuerza necesaria para alzar los bochones, trabaja en la coordinación y organización. Este conjunto logra el éxito
de la campaña.
Es un misterio como la mente atesora pequeños momentos únicos, a los que llamamos recuerdos, que por algún motivo especial para cada persona son irremplazables. En el caso de Julia recuerda cada campaña como única, la primera en paleontología en el año 2001 realizada en el Jurásico de Chubut con el equipo de Oliver Rauhut. La campaña de 2004 cuando por primera vez trabajo en yacimientos del Triásico en San Juan. y quizás la más importante fue la del 2011 cuando puedo dirigir su propia campaña en el Triásico de Talampaya en La Rioja, en donde pudo aplicar todas sus experiencias personales e ideales. Este año pudo codirigir una campaña en el Triásico de Marruecos, la cual fue todo una experiencia con una cultura totalmente diferente sobre todo para ella siendo una mujer occidental en una cultura de Medio Oriente. Era la única mujer en un equipo de ocho, donde los peligros eran mucho mayores como los escorpiones y las condiciones de trabajo eran más extremas.
Es un misterio como la mente atesora pequeños momentos únicos, a los que llamamos recuerdos, que por algún motivo especial para cada persona son irremplazables. En el caso de Julia recuerda cada campaña como única, la primera en paleontología en el año 2001 realizada en el Jurásico de Chubut con el equipo de Oliver Rauhut. La campaña de 2004 cuando por primera vez trabajo en yacimientos del Triásico en San Juan. y quizás la más importante fue la del 2011 cuando puedo dirigir su propia campaña en el Triásico de Talampaya en La Rioja, en donde pudo aplicar todas sus experiencias personales e ideales. Este año pudo codirigir una campaña en el Triásico de Marruecos, la cual fue todo una experiencia con una cultura totalmente diferente sobre todo para ella siendo una mujer occidental en una cultura de Medio Oriente. Era la única mujer en un equipo de ocho, donde los peligros eran mucho mayores como los escorpiones y las condiciones de trabajo eran más extremas.
La paleontología le ha dado muchas satisfacciones,
ya que pudo cumplir los objetivos que se fue imponiendo en cada etapa con mucho
esfuerzo y labor. Una combinación de naturaleza y aventura, pero siempre hay
momentos duros porque hace mucho calor,
no hay agua y la prioridad de esta es para beber, cocinar y lavar los
platos. Donde el glamour y la coquetería
dejan de ser importantes, y donde el pánico por los insectos como arañas,
escarabajos se ignoran porque está tan enfoca en su labor como investigadora,
tratando de explotar al máximo cada minuto que no tiene lugar para ellos. Esto
se logra mediante un plan organizado de trabajo, en que cada noche se reparten
las tareas, para que cada integrante del equipo sepa que tiene que hacer al día
siguiente, teniendo plasticidad para
cualquier cambio eventual, y estar atento a las opiniones de los demás. Pero por supuesto esta tarea no es nada fácil
y se llega al final del día con un gran desgaste físico, el cual sin duda valió
la pena.
En las nuevas generaciones de investigadores hay un
cambio fundamental, no son paleontólogos todo el día, al menos el caso de Julia,
confiesa: "...me encanta la paleo
pero no es mi vida, mi vida pasa por otro lado..."
Todo esto se ve reflejado en su filosofía a la hora
de supervisar a sus becarios donde transmite que la vida personal es
importante, y que pensar 24 hs en paleontología no es garantía de nada. Quizás
todo esto lo aprendió de su estadía en Alemania . Una mujer perseverante, a la
cual le gusta los desafíos y poder cumplir sus metas. Exigente y de carácter pero con la humildad necesaria para pedir
disculpas si se ha equivocado, tal vez un valor muy poco usado en las personas,
el saber reconocer los errores.
Sin duda hay algo que no cambio desde la primera
campaña hasta ahora es que siempre se sorprende, que aprende de los fósiles
nuevos y sobre todo que hay que
disfrutar el campo. Porque es el campo, el lugar
donde se pueden conectar con uno mismo, donde Julia encontró su momento mágico
con los fósiles, lleno de espiritualidad ya sea en los cañadones de Chubut, Talampaya, Marruecos o Sudáfrica. Donde va
prospectando, escuchando música y mirando el suelo para encontrar fósiles, un
momento con ella misma, que lo sigue teniendo y lo seguirá teniendo por muchos
años.
Porque es de las pocas personas que logro combinar
el simple hecho de vivir con la pasión por
los fósiles, ya que las cosas en la vida no son negro o blanco, en la
variedad de grises esta la felicidad, donde el simple hecho de ser persona y
tener valores da significado a todo. Por
ese motivo Julia encontró su momento mágico con los fósiles.
Por Paola Echecury.