Corría el
año 1677 y el Reverendo Robert Plot en su libro "Historia Natural de
Oxfordshire" describe el hallazgo de un enorme trozo de hueso
fosilizado.
Según el
naturalista se trataba de un "hueso autentico petrificado" más
exactamente la parte inferior del fémur de un animal grande. para esta
conclusión se baso en los pocos artículos de Ciencia disponibles en aquel
entonces y la Sagrada Biblia.
En el siglo
XVII una hipótesis muy difundida era la virtus formativa, es decir la
capacidad de la Tierra de generar formas caprichosas, Dios había puesto los
distintos tipos de formas para alegrar la vista de los seres humanos.
La primera hipótesis
de Robert Plot fue que se trataba de restos óseos de un elefante, los cuales
fueron traídos por los romanos en su invasión a las islas británicas. Para
sorpresa del reverendo Plot cuando pudo examinar los huesos de un elefante no
encajaban en la conjetura inicial. Es asi como la teoría de la Gigantología se aplica
ya que interpreta los restos fósiles como restos de los patriarcas que hablaba
la biblia.
Pero la
historia toma un nuevo giro de la mano del naturalista Richard Brookes quien reinterpreto
el fósil como los testículos petrificados de un gigante. Para esto Brookes se baso en el
binomio latino de sistema de nomenclatura de especie.
Es así que
el primer hueso de dinosaurio fue interpretado como "Scrotum humanun"
ya que la forma de este asemeja a un escroto humano.
Pasaron un
años, y las investigaciones de William Buckland
establecen que se trataba de un reptil que caminaba en dos patas al que lo
denomino Megalosaurus.
Los restos
del Megalosaurus han sido intepretados erróneamente dos vences, la primera tomados
por un gigantes la segunda por un escroto. Hasta que la Ciencia a base de
prueba y error lo identifico correctamente: Pero todos estos malos entendidos
se dieron en los albores de la paleontología como ciencia.
Por Paola Echecury
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